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miércoles, 15 de febrero de 2012

Cómo fue que la Biblia se convirtió en el bestseller de 2011

A pesar de llevar cientos de años disponible, los noruegos hicieron largas colas en las librerías durante 2011 por conseguir un ejemplar del llamado libro de los libros: la Biblia.
Cual nueva campaña de Apple o película de Harry Potter, el lanzamiento cultural más esperado del 2011 en Noruega provocó colas en las librerías, embargos en los medios, y ventas millonarias.

Ni el iPad ni Daniel Radcliffe han despertado tanta fascinación, ni ahora ni a lo largo de la historia, como la Biblia.

La última versión en noruego de las sagradas escrituras fue el libro más leído en el país escandinavo en 2011, vendiendo más de 80.000 copias y manteniéndose en lo más alto de las listas de ventas casi todas las semanas desde su publicación, en octubre, hasta final de año.

En la nueva edición, la última traducción de la Biblia al noruego en los últimos 30 años, varios autores y académicos se encargaron de adaptar la forma bíblica a los nuevos tiempos. Famosos autores como Karl Ove Knausgard y Jon Fosse contribuyeron en un intento de hacer el libro más fácil de leer para la audiencia.


El valor de una buena campaña de márketing

Según los editores, se calculó que en principio unas 25.000 copias serían suficientes, pero en tan solo dos meses se vendieron casi 80.000 ejemplares.

"Normalmente solemos vender unas 60.000 copias cada año, pero en 2011 fueron casi 80.000", dijo a BBC Mundo Dag Smeno, de la Sociedad Noruega de la Biblia y encargado del lanzamiento de la nueva edición. "Solo tuvimos presupuesto para poner a la venta 25.000 en un principio, así que nos quedamos cortos", añadió.

"No teníamos mucho dinero para marketing pero decidimos usarlo bien. Conseguimos que los medios a los que entregamos copias no desvelaran nada del libro hasta su lanzamiento, y así creamos expectativa", dijo Smeno, quien está de acuerdo en que no deja de resultar paradójico que el embargo funcionara con un libro que lleva disponible miles de años.

"Varias de las razones de la buena acogida fueron la enorme publicidad que tuvo, la popularidad de los autores de ficción envueltos en el proyecto y que han participado en la promoción, y la organización de eventos estilo Harry Potter, que provocaron que los jóvenes hiciesen cola en las librerías", señaló a BBC Mundo vía correo electrónico Ingunn Økland, columnista del diario noruego Aftenposten.


Palabras, palabras, palabras

La anterior edición en noruego de la Biblia fue publicada en 1978. "Creemos que cada generación debe tener su propia traducción. Hay que renovarla cada 25 años más o menos, porque el lenguaje cambia, y la sociedad también", explica Smeno.

"Nos gastamos unos 3 millones de libras en el proyecto, que duró 12 años y que involucró a unos 60 traductores expertos y a unos 15 novelistas y poetas noruegos. Los traductores hicieron el trabajo de cálculo digamos, y los poetas se sentaron con ellos a jugar con las palabras", añade.

Muchos consideran que otra de las razones del éxito fue el esfuerzo puesto en el lenguaje. "Una de las diferencias de esta edición es que el lenguaje está más cuidado desde el punto de vista literario", dijo a BBC Mundo Gabriel Moro, editor jefe de la revista literaria noruega Bokvennen.

"Nuestra anterior edición fue más idiomática, no tanto palabra por palabra sino tratando de traducir el sentido general. Esta fue más literal, pero intentamos elegir mejor las palabras, por eso está escrita en un noruego tan actual", asegura Smeno.

La nueva edición es más fácil de leer y está dividida en tres tomos escritos en una sola columna (la versión original es en dos), sin comentarios ni anotaciones.

"Aunque no todos son religiosos, muchos autores en Noruega se inspiran en la Biblia, y eso les habrá llevado a querer involucrarse en un proyecto de este estilo. Aún así sé que hubo muchas discusiones en torno al lenguaje utilizado y algunos escritores dejaron el proyecto antes de que concluyese", añade Moro.


La religión y la tragedia de Utøya

Se calcula que casi un 80% de los casi 5 millones de habitantes de Noruega son cristianos, pertenecientes a la iglesia de Noruega, de fe luterana. De acuerdo a una encuesta de la firma Gallup, tan solo el 20% de los noruegos considera la religión como algo importante en sus vidas, lo que convierte al país escandinavo en uno de los más laicos del mundo.

"En Noruega el estado todavía tiene una religión, pero al mismo tiempo muy poca gente cree en los dogmas. Esto puede parecer paradójico pero de alguna forma tiene sentido: al ser la iglesia controlada por el poder político, durante los años ha ido haciéndose cada vez más moderna y liberal, por lo que consigue llegar muy bien la gente. Un 80% de los noruegos son miembros", señaló Ingunn Økland.

"Creo que en los últimos años ha habido un renovado interés en la biblia. En las ultimas décadas han llegado inmigrantes de muy distintas religiones, y al ser ellos muy abiertos en cuanto a su religión, muchos noruegos los han copiado y han querido revisar sus propios libros sagrados" afirma Smeno.

Algunos expertos han querido ver conexiones entre el furor bíblico y la masacre ocurrida en Oslo en julio de 2011, en la que el extremista Anders Breivik asesinó a 69 personas.

"Creo que los acontecimientos de Utøya han tenido parte de culpa. La gente está en la búsqueda de valores, creo que puede necesitar respuestas a todas las cosas malignas que hemos visto este año" señala Dag Smemo, aunque no todos están de acuerdo.

Para Økland "es difícil conectar los eventos de Utøya con el éxito de la Biblia, pero lo que sí es verdad es que la iglesia fue la organizadora de muchos eventos tras la tragedia. Miles de rosas fueron colocadas frente a la Domkirken (la iglesia principal de Oslo) en las semanas que siguieron a la tragedia, e incluso el Partido de los Trabajadores (actualmente en el poder y principal objetivo de Anders Breivik) eligió usar la iglesia en muchas de sus ceremonias, a pesar de tu tradición laica. Así que aunque la Biblia en sí no salió reforzada por los ataques, la iglesia en su conjunto si que lo hizo".

En un año especialmente difícil para uno de los países más pacíficos del mundo, sea por culpa del marketing o por la necesidad de refugiarse en la fe, los noruegos encontraron motivos suficientes para volcarse en su libro más sagrado.




Fuente: BBC Mundo
Autor: Alvaro A. Ricciardelli





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lunes, 21 de febrero de 2011

Desislamización. Por Lluís Bassets

Todas las revoluciones marcan un cambio de tendencias. Tardaremos en captar con precisión los componentes ideológicos que explican la actual oleada revolucionaria, entre otras razones porque todavía estamos en una fase incipiente. Pero la pregunta central y urgente, de cara al rumbo que tomen los dos primeros países que se han desembarazado de sus respectivos dictadores, es el papel que jugará el islam político.

Parece evidente que en ninguno de los dos países el islamismo organizado ha jugado un papel relevante en el origen y ni siquiera en la organización de la revuelta. En el caso egipcio, donde se halla la organización matriz y más fuerte de todo el islam sunní, los Hermanos Musulmanes, son muchos los que han deducido de su bajo perfil un paralelismo con partidos comunistas clandestinos, como el español, capaces de aglutinar e incluso monopolizar la oposición pero incapaces luego de obtener mayorías. Otras voces, más suspicaces, temen que la actual prudencia de la cofradía sea una táctica previa a un asalto perfectamente diseñado para tomar el poder y crear una república islámica. Esta teoría tiene sus adeptos israelíes, estadounidenses y saudíes, y el propio Mubarak la ha exhibido hasta el último minuto para aferrarse al poder.

La percepción más común es que esta revolución árabe, no tan sólo en Egipto, está en manos de una generación nueva, muy numerosa y diferenciada de las anteriores, sobre todo gracias a la irrupción masiva de la cultura globalizada de las redes sociales a través de teléfonos móviles. Hay abundancia de mujeres descubiertas y de jóvenes con vestimenta occidentalizada. El conflicto árabe israelí no tiene relevancia alguna en la protesta. Tampoco las mezquitas han sido un especial punto organizativo ni han irrumpido líderes religiosos. Hay que tener en cuenta que el sunismo, a diferencia del chiismo, es una religión sin clérigos; un punto de diferencia importante respecto al derrocamiento del Sha en 1979, el otro paralelismo exhibido como espantajo por quienes querían evitar el derrocamiento.

Hay unas incipientes e interesantes pistas demoscópicas, producidas por el Washington Institute for Near East Policy esta misma semana. Según una encuesta realizada en El Cairo y Alexandria a usuarios de móviles, entre el 5 y el 8 de febrero, sólo un 15 por ciento de los preguntados aprueban a los Hermanos Musulmanes, un 12 por ciento son partidarios de aplicar la sharia y un 7 por ciento justifican el levantamiento porque el régimen no es suficientemente islámico. Una mayoría del 37 por ciento frente al 27 quieren que se mantenga el Tratado de Paz con Israel y una proporción similar se pronuncia a favor de unas buenas relaciones con Washington. Sólo un 8 por ciento se han unido a la protesta porque consideran al régimen demasiado proamericano.

Venimos de dos décadas de intensa reislamización, lo que ha significado una regresión en los procesos de laicización de las sociedades y la aparición de un Islam globalizado muy impregnado de la identidad más tradicional. La actual oleada revolucionaria, en cambio, emite señales de una desislamización incipiente. Olivier Roy, uno de los mejores conocedores de la evolución del Islam político, ha explicado en este mismo periódico que estas señales se deben a la aparición de una nueva generación postislamista y a la evolución de muchos islamistas hacia la democracia, en la estela de la experiencia turca.

Una novedad de esta revuelta es la sintonía entre la ciudadanía de todos los países árabes, en una especie de panarabismo aglutinado por la abominación de las dictaduras, no por el antiimperialismo ni el antisionismo. De confirmarse la tendencia, ésta sería la señal mayor de la superación del islamismo político por una solidaridad árabe con recorrido hacia la sociedad laica y plural.




Fuente: ElPaís.com / Del alfiler al elefante
Autor: Lluís Bassets es periodista. Director adjunto de EL PAÍS / España. Se ocupa de las páginas, artículos de Opinión y también publica el blog "Del alfiler al elefante".



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lunes, 11 de enero de 2010

Declaración de Manhattan: protestantes, ortodoxos y católicos, unidos enfrentan a Obama

La llamada "Declaración de Manhattan: Un llamado de la conciencia cristiana" ha sido suscrita por líderes católicos, protestantes y ortodoxos, unidos para defender la vida y la familia. Con la Casa Blanca en el punto de mira. En Europa la hubieran estigmatizado como "injerencia" política de la Iglesia. En EEUU, donde no se plantea la posibilidad de un concordato, no escandaliza en absoluto.

En este extremo del Atlántico la noticia ha pasado casi desapercibida: aquella referente a un fuerte llamado público a defender la vida, el matrimonio, la libertad religiosa, y la objeción de conciencia, lanzado conjuntamente –cosa rara– por exponentes de primerísimo plano de la Iglesia católica, de las Iglesias ortodoxas, de la Comunión anglicana y de las comunidades evangélicas de los Estados Unidos.

Entre los líderes religiosos que han presentado el llamamiento en público, el viernes 20 de noviembre en el National Press Club de Washington (en la foto) estaban el arzobispo de Filadelfia, el cardenal Justin Rigali, el arzobispo de Washington, Donald W. Wuerl, y el obispo de Denver, Charles J. Chaput. Y entre los 152 primeros (ver lista completa) que suscriben el llamado están otros 11 arzobispos y obispos católicos de los Estados Unidos: el cardenal Adam Maida, de Detroit, Timothy Dolan, de New York, John J. Myers, de Newark, John Nienstedt, de Saint Paul y Minneapolis, Joseph F. Naumann, de Kansas City, Joseph E. Kurtz, de Louisville, Thomas J. Olmsted, de Phoenix, Michael J. Sheridan, de Colorado Springs, Salvatore J. Cordileone, de Oakland, Richard J. Malone, de Portland, David A. Zubik, de Pittsburg.

El llamado, de 4.700 palabras, lleva por título: "Manhattan Declaration: A Call of Christian Conscience [Declaración de Manhattan. Un llamado de la conciencia cristiana]" y ha tomado nombre de la zona de New York en donde se discutió y decidió su publicación el pasado mes de setiembre.La redacción final del texto fue confiada al católico Robert P. George, profesor de derecho en la Universidad de Princeton, a los evangélicos Chuck Colson y Timothy George, este último profesor de la Beeson Divinity School, en la Universidad de Samford, en Birmigham, Alabama.

Entre los otros firmantes figuran el metropolitano Jonah Paffhausen, primado de la Iglesia ortodoxa en Estados Unidos, el arcipreste Chad Hatfield, del seminario teológico ortodoxo de San Vladimiro, el reverendo William Owens, presidente de la Coalition of African-American Pastors, y dos notorios personajes de la Comunión anglicana: Robert Wm. Duncan, primado de la Anglican Church in North America, y Peter J. Akinola, primado de la Anglican Church en Nigeria.Entre los católicos, obispos aparte, han suscrito el llamado el jesuita Joseph D. Fessio, discípulo de Joseph Ratzinger y fundador de la editorial Ignatius Press, William Donohue, presidente de la Catholic League, Jody Bottum, director de la revista «First Things», George Weigel, miembro del Ethics and Public Policy Center.

La "Declaración de Manhattan" no cae en el aire sino en un momento crítico para la sociedad y la política de los Estados Unidos: precisamente mientras la administración de Barack Obama está muy afanada en hacer pasar un plan de reforma de la atención de salud en los Estados Unidos. Defendiendo la vida humana desde la concepción y el derecho a la objeción de conciencia, el llamado contesta dos puntos puestos en peligro por el proyecto de reforma actualmente en discusión en el Senado.

En el Congreso el peligro ha sido destapado gracias a una apremiante acción de lobby conducida a plena luz del día por el episcopado católico. Después que el voto final había garantizado tanto el derecho a la objeción de conciencia así como el bloqueo de cualquier financiamiento público al aborto, la conferencia episcopal había reivindicado este resultado como un "triunfo". Pero ahora en el Senado la batalla ha vuelto a comenzar desde el inicio, sobre un texto base que de nuevo la Iglesia juzga inaceptable. La conferencia episcopal ya ha dirigido a los senadores una carta indicando las modificaciones que quisiera que fueran aportadas a todos los puntos controversiales.

Pero ahora además está la ecuménica 'Declaración de Manhattan", cuyo último capítulo, titulada "Leyes injustas", termina con este anuncio solemne: "No nos dejaremos reducir al silencio o a la aceptación sumisa o a la violación de nuestras conciencias por ningún poder en la tierra, sea este cultural o político, sin importar las consecuencias que esto pueda tener para nosotros". E inmediatamente después: "Daremos al César lo que es del César, en todo y con generosidad. Pero bajo ninguna circunstancia le daremos al César lo que es de Dios".

En un pasaje inicial, el llamado también dice esto: "Mientras la opinión pública se ha movido en una dirección pro vida, fuerzas poderosas y decididas están trabajando para expandir el aborto, la investigación que destruye embriones, el suicidio asistido y la eutanasia".

Y es verdad. Según las más recientes encuestas, la opinión pública en los Estados Unidos está virando sensiblemente hacia una mayor defensa de al vida del concebido. De 1995 al 2008 todos los sondeos habían registrado una prevalencia de los abortistas respecto a los pro vida, con diferencia neta: los primeros con el 49 por ciento, los segundos con el 42. En cambio, hoy, las posiciones se han invertido. Los abortistas han bajado al 46 por ciento, y los pro vida han subido al 47 por ciento, superándolos. Por lo tanto, los líderes religiosos que apremian a Obama en los terrenos minados del aborto, del matrimonio entre homosexuales, de la eutanasia, saben que tienen con ellos una amplia y creciente parte de la sociedad estadounidense.

El lanzamiento de la "Declaración de Manhatan" ha tenido un fuerte eco en los medios de los Estado Unidos, sin que ninguno protestase contra esta "ingerencia" política de las Iglesias. Pero los Estados Unidos están hechos así. En esa nación existe desde siempre una rigurosa separación entre las religiones y el Estado. Los concordatos no existen y ni siquiera son concebibles. Pero precisamente por esto se reconoce a las Iglesias la libertad de hablar y de actuar en campo público.

En Europa el paisaje es muy diferente. Aquí la "laicidad" está pensada y aplicada en conflicto, latente o explícito, con las Iglesias. Esto también es, quizá, un motivo del silencio que en Europa, en Italia, en Roma, ha cubierto la "Declaración de Manhattan". Es considerada un fenómeno típicamente estadounidense, extraño a los cánones de juicio europeo.

Una diferencia análoga de aproximación existe en la comunión eucarística negada a los políticos católicos pro-aborto. En los Estados Unidos la controversia es muy viva, mientras a este lado del Atlántico no. Esta sensibilidad diferente divide también a la jerarquía de la Iglesia católica: en Europa y en Roma la cuestión es prácticamente ignorada, dejada a la conciencia de los individuos.

Sin embargo, se debe notar que sobre este punto algo está cambiando en el Viejo Continente. Y no sólo porque hay un Papa como Benedicto XVI que declaradamente prefiere el modelo americano de relaciones entre las Iglesias y el Estado (?). Una señal vino hace pocos días desde España, donde la Iglesia católica está en litigio con un gobierno ideológicamente hostil, el de José Luis Rodríguez Zapatero, y donde se prepara una ley que liberaliza el aborto más de cuanto ya lo es. Según cuanto ha referido "L´Osservatore Romano", el secretario general de la conferencia episcopal española, el obispo Juan Antonio Martínez Camino, no ha dudado en advertir a los políticos católicos que, si votan por el sí a dicha ley, no podrán ser admitidos a la comunión eucarística, porque se pondrían en una situación objetiva de "pecado público". No sólo. Monseñor Martínez Camino ha agregado que quien sostiene que es moralmente legítimo asesinar a un niño por nacer se pone en contradicción con la fe católica y por lo tanto corre el riesgo de caer en la herejía y en la excomunión "latae sententiae", es decir, automática. Es la primera vez que en Europa se oyen palabras tan "americanas" de parte de un dirigente de una conferencia episcopal.


Fuente: Status Comunicaciones / Protestantes, ortodoxos y católicos, unidos por la vida y la familia en EEUU frente a Obama.

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