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martes, 2 de febrero de 2010

El "Avatar" de la Encarnación. Por José de Segovia

Avatar lleva ya cuatro semanas siendo la película más vista en todo el mundo. El regreso de James Cameron, tras el éxito de Titanic en 1997, muestra algo más que fantasía y dominio tecnológico. La historia del planeta Pandora – sobre el que ya se anuncia una trilogía –, más que abrir una caja de la que salen todo tipo de males, nos muestra la inocencia de un Edén, donde el mal aparece con el ser humano. Sólo un hombre será capaz de salvarlo, pero para eso tendrá que encarnarse en una de las criaturas que habitan este mundo...

Para entender el fenómeno Avatar, hay que ir más allá de la impresión de volver a ver los cines llenos de gente con gafas, para lograr el efecto de tres dimensiones. Este no es un simple regreso a los orígenes de un espectáculo de atracción de feria. Es cierto que el sistema se conoce desde 1922 – que se proyectó en Los Ángeles The Power Of Love –, pero su uso de las imágenes digitales integradas a una acción real, sea en una, dos o tres dimensiones (ya que la película se exhibe en todos los formatos), nos revela una historia que va más allá de los tópicos del western o la ciencia-ficción, que la película evidentemente evoca…

Nos encontramos con ecos de la Gran Historia, que el mundo post-moderno no puede olvidar. Es cierto que este es un relato con ecos de una mística pagana entre el orientalismo y la New Age – que los cristianos ciertamente rechazan –, pero esta historia nos muestra las inquietudes espirituales de una generación hambrienta de redención. Como el protagonista, ansiamos la liberación de un cuerpo que nos limita, pero esto sólo será posible por el asombro de la Encarnación…

LA DESTRUCCIÓN DEL EDÉN

Jake Sully es un ex-marine parapléjico que vive en la era espacial. Su hermano Tommy le convence para ir a una misión en un planeta legendario y peligroso llamado Pandora. Su trabajo es conducir el avatar – una mezcla de su ADN con el de la especie indígena que habita este mundo, los primitivos na'vi –, por un enlace del sistema nervioso. Esta raza tiene su propia cultura, relacionada con la historia del planeta y sus creencias religiosas. Sus habitantes están conectados con la naturaleza, unos con otros y finalmente con el ser que los ha creado.

En su inmersión en la cultura na'vi, Jake comienza a establecer relación con este pueblo y la hermosa Naytiri, encargada de su formación. El amor que ahora siente por estos habitantes azulados de la jungla, entra enseguida en conflicto con los intereses de la compañía encargada de la investigación. Ya que la misión no tiene una función meramente científica. Lo que busca es explotar la zona por su riqueza mineral. La importancia que tiene la naturaleza en esta historia, sugiere entonces para muchos, una parábola ecológica.

Otros van aún más allá, y hacen incluso una lectura política de su uso de la “guerra contra el terror” para lograr más recursos naturales – aunque la utilización de la violencia para predicar la no-violencia, está ya en otras películas de Cameron como Terminator 2: El juicio final, Aliens: el regreso o The Abyss –. El director parece sin embargo pensar en algo más general del ser humano – a la luz de sus declaraciones, cuando estrenó la película en Londres –, como es el poder de la codicia y el deseo, que hace que “tengamos la tendencia de apropiarnos de lo que queramos”.

¿LA MADRE NATURALEZA?

El deseo del hombre por este Edén perdido, nos lleva al aspecto indudablemente espiritual de esta historia. Avatar es una palabra en sánscrito que significo bajada o descenso. En la religión hindú sirve para designar las encarnaciones de Vishnu, el dios de la preservación y la bondad. Los na'vi adoran el mundo natural. Creen que todo el planeta está conectado y con vida por una energía. Su mística nos recuerda el culto a la Madre Naturaleza, que se presenta como una divinidad femenina invisible, reverenciada por rituales y oraciones.

No hay duda que nuestra vida es incomprensible sin esa realidad espiritual invisible. La Naturaleza sin embargo, no adquiere su valor por su carácter sagrado, sino porque como Creación refleja una majestad y esplendor, que se puede percibir incluso sin gafas en tres dimensiones. El mundo revela una deidad, cuyo testimonio está ahí, aunque como en Avatar, muchos no vean más que una realidad biológica.
Vivimos en un mundo, como en la película, orgulloso de su ciencia y tecnología, pero incapaz de dominar su avaricia y egoísmo. Aunque anhelamos como el protagonista, la inocencia perdida. La Biblia nos enseña que la destrucción del planeta no es la raíz del problema, sino el síntoma de un mal mayor, que produce esa esclavitud de corrupción (Romanos 8:19). A causa de ella el mundo gime (v. 22), aquí y en Haití. Ya que la Naturaleza no es Dios, sino creación (vv. 19-20). La pregunta entonces es: ¿dónde está el Creador, mientras su creación sufre?

UNO DE NOSOTROS

Avatar nos enfrenta al misterio de la Encarnación. El cristianismo nos presenta la esperanza de un Dios encarnado, que conoce la realidad humana, porque la ha vivido en su propia carne. Ha experimentado nuestra dependencia y sufrimiento; sentido dolor y rechazo; padecido el odio y rechazo de sus enemigos; la debilidad y la muerte. Y al hacerse uno de nosotros, se identifica con nuestra situación, pudiéndose ahora compadecer de todas nuestras debilidades (Hebreos 4:15).

Como Jake, Dios hace de su encarnación una realidad permanente, siendo ahora el Hombre exaltado en los cielos. Lo que celebramos en la Navidad, no es una mera visita a nuestro planeta, sino la Encarnación de Dios en Cristo. Puesto que Cristo resucitado y ascendido a los cielos, es todavía un hombre. En la visión gloriosa de Juan, el Cordero está sentado en el trono (Apocalipsis 7:17). Ha sido exaltado, pero sigue siendo humano, la amalgama transfigurada del polvo de la tierra y el aliento de Dios (Genesis 2:7). Cristo se convierte así en nuestra esperanza de gloria.

LA REDENCIÓN DEL CUERPO
El paso de Jake de un cuerpo débil y paralizado, a la libertad y fuerza de su avatar, nos habla de nuestro anhelo por la redención del cuerpo (Romanos 8:23). Esta libertad gloriosa (v. 21) es sólo posible por la adopción de Aquel que ha dado su vida por nosotros, venciendo a la muerte misma, para que un día seamos como Él, y le veamos tal y como Él es (1 Juan 3:2). Recibiremos entonces un cuerpo resucitado. El cuerpo sembrado en debilidad, resucitará en poder (1 Corintios 15:43).
Como Jake nace de nuevo, al ser transferida su conciencia a su avatar, el cristiano recibe una nueva vida del Espíritu de Dios, que le libera de la contradicción entre la carne y el espíritu. Ahora vive una lucha en su interior, como este mundo gime todavía en dolores de parto, pero espera el día de su liberación. Entonces ya no habrá muerte, ni dolor. Porque el Verbo que se hizo carne (Juan 1:14), habitará para siempre en medio de su creación (Apocalipsis 21:3-4). Vivirá entre nosotros y quitará toda lágrima de nuestros ojos…



Fuente: ProtestanteDigital.com
Autor: José de Segovia es periodista, teólogo y pastor evangélico en Madrid, España. Responsable de la columna mARTES de Protestante Digital.

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jueves, 21 de enero de 2010

Pat Robertson criticado por ver al vudú como raíz de la tragedia de Haití

Hemos escuchado y visto las trágicas noticias de los recientes acontecimientos ocurridos al oeste de Haití. Se estima que hay 300 mil niños y niñas huérfanos y más de 200 mil personas que han perdido la vida. Ante este triste panorama, son preocupantes las aseveraciones de algunos predicadores evangélicos, entre ellos Pat Robertson, quien no se reservó su opinión al señalar que este terremoto fue consecuencia de “pactos con el diablo y maldiciones ancestrales de los haitianos”.

No nos deberían extrañar las declaraciones de este líder religioso, quien al mejor estilo de los medios de comunicación amarillistas, en el 2005 promovía el asesinato del presidente venezolano Chávez; violentando así todos los principios bíblicos fundamentales que Jesús enseñó sobre el amor al prójimo (Mateo 19), o las exhortaciones que hacen las Escritura de orar ante todo “por las autoridades…” (1 Timoteo 2).

Ahora su nuevo discurso no solamente falta el respeto a la iglesia cristiana haitiana, sino a todo este pueblo que más que una acusación, necesita apoyo. Este líder está olvidando los acontecimientos históricos y lamentables sufridos por este pueblo vulnerable más allá de los actuales desastres naturales.

En sus inicios Haití llegó a brillar como una joya en medio del Caribe por su increíble prosperidad. Inclusive, fue el primer país productor de azúcar y el primero en darle una bofetada al sistema colonial al abolir la esclavitud. Pero no tardaron otras naciones y líderes inescrupulosos en despojar a este país valiéndose de sanciones, deudas externas, altos impuestos, regímenes militares oportunistas y autocráticos, entre otros. Por lo que no es justo condenar o señalar a Haití cuando el verdadero pecado fue el subyugamiento y la denigración de la cual ha sido objeto.

Las palabras de Robertson no son novedosas, representan una línea de pensamiento que recurre a fórmulas y al temor para promover sus doctrinas. Pareciera que asocian todo lo nefasto con pecado, mientras que la prosperidad es señal de “buena armonía con Dios”; quimera que recuerda los errados y heréticos argumentos que hacían los seudo amigos de Job para justificar teológicamente las desgracias que estaba atravesando este hombre, cuando en verdad Job sufría siendo íntegro. Quizás por eso la Biblia muy realistamente enseña que en esta vida tanto los justos como los injustos sufren, pero no por ello Dios detiene sus bendiciones sobre unos u otros (Mateo 5:45-47).

Nos jactamos de no tener “dioses falsos”, pero nuestra miopía no nos ayuda a ver que los verdaderos idólatras, en ocasiones somos nosotros los de la sociedad occidental, quienes no titubeamos en postramos y rendirle culto al hedonismo y al materialismo. Antes de tirar la primera piedra, deberíamos pedir perdón reconociendo que en esencia recién ahora estamos volcando nuestro mirar a esta nación que lleva siglos clamando por ayuda. ¿Cuántos misioneros pudimos enviar antes de esta catástrofe? ¿Cuantas acciones hubiésemos logrado en beneficio de la vida de aquellos niños, niñas que piden no solamente pan, sino abrigo, protección y alimento espiritual?

NOTAS RELACIONADAS

Robertson, ex candidato a la Presidencia de Estados Unidos, dijo que los haitianos buscaron su libertad y Satanás aceptó y expulsó a los franceses. Esto fue en ante la audiencia de la cadena cristiana CBN. Dijo exactamente que “thousands died because haitian slaves swore a pact with the devil for their freedom” (miles de muertos, porque los esclavos de Haití hicieron un pacto con el diablo para obtener su libertad).

Afirmó que todos los desastres naturales que azotaron Haití desde 1804, se debe a sus habitantes, quienes buscaron la independencia de Francia. "Es historia verdadera. Y el diablo dijo, "OK, es un trato". Y desde entonces han sido malditos por una cosa tras otra".
"Algo pasó hace mucho tiempo en Haití y la gente no quiere hablar de eso", agregó.

REACCIONES

(NoticiaCristiana.com). Las reacciones no se hicieron esperar tras las polémicas declaraciones que hizo el tele evangelista.

Raymond Joseph, embajador de Haití en Estados Unidos, contradijo estas declaraciones en una entrevista televisiva afirmando que la independencia de Haití llevó a la libertad a través de América Latina. Agregó que “de no haber sido por la independencia de Haití, Estados Unidos no hubiera podido comprar Louisianna por 15 millones de dólares. Son tres centavos por acre. Son 13 estados al oeste del Mississippi que la revuelta de esclavos haitianos le dio a América”, enfatizó Joseph.

Pero el embajador haitiano en EE UU no fue el único que reaccionó sino Valerie Jarrett, la asesora y confidente de Barack Obama quien dijo: “Me quedo sin palabras ante esa declaración. Nuestro corazón está con la gente de Haití… Ésa no es la actitud que expresa el espíritu del Presidente o los estadounidenses”, dijo Jarret en el programa Good Morning America de la cadena ABC.

Sin embargo Chris Roslan, vocero de Robertson, defendió a su reverendo y dijo que el comentario se basó en los ritos del vudú efectuados antes de una rebelión de esclavos ante los amos coloniales franceses en 1791 y Robertson, nunca dijo que el terremoto fue obra de la ira divina, pero la justificación llegó muy tarde porque el secretario de prensa de la Casa Blanca, dijo: “En tiempos de grandes crisis siempre hay gente que dice cosas realmente estúpidas”.


Fuente: ALC / Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación / "Un peligro mayor: Pat Robertson culpa a la religiosidad de Haití por el terremoto"
Autor: Alexander Cabezas

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