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lunes, 22 de agosto de 2011

La gran cruzada

Bachmann, Perry y Romney, los tres principales aspirantes a dar la batalla contra el presidente Obama en las elecciones de 2012, ven la política bajo el prisma de su fundamentalismo cristiano A poco más de un año de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la religión se ha convertido en un factor decisivo entre los candidatos republicanos. El presidente Barack Obama, que se presenta a la reelección en noviembre de 2012, atraviesa uno de sus momentos más bajos en las encuestas de popularidad. Este hecho, junto con la lentitud de la recuperación económica, ha dado alas a todo tipo de candidatos republicanos. En junio comenzó el aluvión de candidaturas conservadoras. Entre ellas, hay protestantes de las ramas baptista, luterana, metodista y evangélica; hay católicos, y hay mormones. Aún hay espacio para más. El 1 de noviembre vence el plazo para registrarse a las primarias en Carolina del Sur, que son las primeras que cierran la inscripción. Hasta ese día se pueden presentar políticos que aún no han descartado aspirar a la nominación, como la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, asociada en el pasado a la fe pentecostal. Las primarias arrancarán formalmente con los caucus de Iowa, que están programados en principio para el 6 de febrero.

Si en las elecciones nacionales los candidatos apelan a los electores moderados e independientes, en las primarias deben ganarse al núcleo duro de votantes de su partido. Por eso, el campo republicano es, ahora mismo, un rosario de credos cristianos extremos. Y el integrismo cristiano está presenta con notable fuerza en los tres aspirantes mejor posicionados para ser los rivales de Obama en la carrera por la Casa Blanca: la congresista Michele Bachmann, evangélica luterana que ha convertido los escaños que ha ocupado en altares desde los que combate el matrimonio gay; el gobernador de Tejas, Rick Perry, abiertamente contrario a la separación entre Iglesia y Estado; y el exgobernador de Massachusetts, Mitt Romney, algo más moderado, pero que crea recelos entre los votantes protestantes porque es mormón.

Esos candidatos cortejan al movimiento ultraconservador Tea Party, que ya mostró su fuerza en 2010, al colocar a numerosos representantes suyos en las primarias legislativas y devolverle al Partido Republicano la mayoría en una de las dos cámaras del Congreso. Su fuerza ha ido creciendo desde entonces. Hace solo dos semanas estuvo a punto de dejar a EE UU al borde del impago de deudas por su negativa a aumentar el techo de endeudamiento público, en contra del criterio de los líderes moderados republicanos.

El Tea Party, que es la llave de las primarias, nació en 2009 como un revulsivo contra el creciente poder del Gobierno central. Defiende medidas drásticas, como el recorte de los programas de ayuda social y la eliminación de los impuestos. Pero recientes estudios demuestran que no todo en su ideario es política fiscal. En concreto, los profesores Robert Putnam, de la Universidad de Harvard, y David Campbell, de la de Notre Dame, concluyeron en una investigación de cinco años entre 3.000 votantes que, aparte de ser un movimiento con tintes xenófobos, está centrado en colocar a líderes altamente religiosos en el Gobierno. Quiere el Tea Party que la fe sea política y que el Gobierno sea, también, de Dios.

Los eventos más recientes en la precampaña -unas elecciones orientativas en Iowa y diversos mítines en otros Estados donde arrancarán las primarias, como Nueva Hampshire- han concedido a Bachmann, Perry y Romney una ventaja en las encuestas sobre todos los demás. Pero, ¿quiénes son estos tres candidatos y qué defienden? La congresista Bachmann ganó, el pasado día 13, unas primarias en la localidad de Ames, en Iowa. No fueron unos comicios vinculantes. Solo votaron 16.892 personas, de las que 4.832 optaron por ella. Bachmann no obtuvo delegados de cara a las primarias. Solo popularidad electoral y ser incluida en el selecto club de los favoritos republicanos. A sus 55 años, ha trabajado como legisladora desde 2001, primero en Minnesota y los últimos cuatro años en el Capitolio federal. En Washington, ha propuesto siete leyes. Ninguna ha sido aprobada. ¿Qué ha hecho Bachmann en 10 años de vida política? Activismo cristiano. Sobre todo, ha declarado una guerra cultural a lo que llama "estilo de vida homosexual".

En 2004, dijo en un programa de radio de Minnesota: "Será el asunto de mayor importancia para nuestra nación en las próximas tres décadas". Fue toda una declaración de intenciones. En aquella época andaba Bachmann intentando aprobar una enmienda a la Carta Magna de Minnesota para declarar inconstitucional el matrimonio gay. El problema es que en aquel Estado ya había una ley que lo prohibía. Pero ella no quería que fuera solo ilegal. Debía ser, además, inconstitucional. El Senado votó en contra de su propuesta.

Ya desde entonces, Bachmann dejó claro que haría lo que estuviera en su mano para impedir que el matrimonio gay avanzara en el país. Tenía una referencia en casa. Su hermanastra es lesbiana. En un discurso en 2004, refiriéndose a ella, Bachmann dijo: "Es una vida muy triste". En julio de este año, firmó un contrato con los votantes, redactado por la organización conservadora The Family Leader, en que, entre otras cosas, se compromete a luchar contra la promiscuidad; a erradicar la pornografía, y a aprobar una enmienda constitucional nacional que defina el matrimonio como una unión heterosexual.

Esa enmienda no es nueva. Ya la apoyó George W. Bush en 2004, infructuosamente. La diferencia entre Bush y Bachmann es que el expresidente se oponía única y exclusivamente al matrimonio gay. Bachmann, en cambio, dada su afiliación religiosa, está convencida de que los homosexuales son cosa del diablo. No es una metáfora. Es algo en lo que cree firmemente. En el mismo discurso de 2004, dijo de la homosexualidad: "Forma parte de Satán".

La candidata es protestante, luterana y evangélica. Se convirtió en una cristiana renacida en 1972. Desde entonces ha asumido la labor de predicar el Evangelio. Asegura que recibe órdenes directas de Dios, quien le dijo que se casara con su marido, Marcus Bachmann, en 1978. Ambos han acudido, hasta hace muy poco, a la parroquia evangélica luterana de Salem, en Stillwater, Minnesota. De la que dejó de ser feligresa, oficialmente, en junio, pocos días antes de anunciar su candidatura a las primarias republicanas.

Esa Iglesia, a la que Bachmann ha acudido durante décadas, está adscrita al sínodo evangélico luterano de Wisconsin, una congregación de 390.000 personas. Aunque en EE UU hay unos 80 millones de evangélicos, estos pertenecen a una rama especialmente conservadora. Los tres pilares centrales de su fe son la oposición al aborto; la idea de que la homosexualidad es un estilo de vida patológico, y una extraña convicción de que el Papa de Roma es el Anticristo.

Cinco siglos después de que las escribiera, siguen interpretando al pie de la letra las diatribas de Martin Lutero contra el papado. Como es lógico, esa creencia ha creado numerosas tensiones entre los evangélicos luteranos de Wisconsin y los 70 millones de católicos que viven en EE UU. Bachmann, que aspira a ser jefa de Estado y que, en caso de lograrlo, tendría que ocuparse de las relaciones de Washington con el Vaticano, pasa por este problema de puntillas, y dice que, aunque es doctrina de la que antes era su Iglesia, ella no cree que Benedicto XVI sea el demonio en sentido literal.

Sigue intacta, sin embargo, su convicción de que los gais sí lo son. El sínodo al que pertenecía su Iglesia equipara en su página web a los homosexuales con "ladrones, estafadores, asesinos, calumniadores, borrachos y violadores de la voluntad de dios" y pide a los políticos que "aprueben leyes en su contra". Ser gay, asegura, "es una elección", algo que se puede curar. En consecuencia, el marido de Bachmann se dedica a ello en su clínica de Minnesota.

Marcus Bachmann, licenciado en psicología clínica, cura a gais en su consulta. Y lo hace mediante la oración. A pesar de la oposición de su esposa a los programas sociales del Gobierno, desde que abrió la clínica ha recibido unos 100.000 euros de subsidios del Gobierno. En una grabación de un programa de radio de 2010 se le oye decir al psicólogo que los homosexuales son "bárbaros".

Menos beligerante contra los gais, pero igual de firme en sus convicciones religiosas, es el gobernador de Tejas, Rick Perry, de 61 años, firme creyente en un Estado confesional. Sostiene el candidato que esa división es obra de un Tribunal Supremo que está totalmente politizado y que es un instrumento a manos de una gran conspiración socialdemócrata.

Así lo detalla en su libro, publicado a finales del año pasado, Fed up! (¡Harto!): "Son esos tribunales los que deciden, de forma rutinaria, sin ninguna opción de apelación, cuándo y dónde podemos rezarle a Dios, cuándo comienza la vida humana, qué anticonceptivos se pueden vender, cómo podemos celebrar festividades religiosas, qué nivel de pornografía y vulgaridad debemos permitir, si se puede aceptar el matrimonio de personas del mismo sexo...".

Perry anunció su candidatura el pasado día 13, el mismo día en que Bachmann ganó las primarias de precampaña de Iowa. La primera encuesta tras su entrada en el campo electoral, realizada por la consultora Rasmussen Reports, le concede al gobernador una ventaja de 11 puntos sobre los demás candidatos. Obtiene una intención de voto del 29%.

El evangelismo de Perry es en realidad una forma de activismo cristiano contra el secularismo. En 2005 defendió en el Supremo su voluntad firme de que los diez mandamientos se exhibieran en dos tablas frente al Capitolio de Austin. Ganó aquel caso por una ajustada mayoría de cinco votos contra cuatro. El poder político es para Perry una forma de hacer proselitismo religioso. Su despacho de gobernador ha sido un púlpito. Como gobernador, organizó el pasado 6 de agosto una jornada de rezo en un estadio de Houston. A ella acudieron 30.000 personas. El sermón del gobernador se retransmitió en directo en unas 1.000 iglesias. Fue una súplica a Dios para que acabe con la crisis económica (
siguiente foto).

Perry ha sido un experto, en sus 10 años como gobernador, en ignorar directamente a los 155.000 mormones, 128.000 judíos y 114.000 musulmanes de su Estado (son cifras de 2006 de la Asociación Histórica del Estado de Tejas). En abril, cuando Tejas sufría una de las peores sequías que se recuerdan, decretó dos días de "rezos oficiales" para pedir la lluvia. Como evangélico, Perry es antiabortista. No solo se opone al matrimonio gay. En 2002 defendió como "adecuada" una ley que penalizaba cualquier acto de sodomía en Tejas. El Supremo la ilegalizó al año siguiente. En su libro insinúa que, si no se pone límite a la homosexualidad, esta puede abrir el camino al "incesto, la prostitución o el robo". Y sus ideas sobre el cambio climático van más allá del terreno seudocientífico: asegura que Al Gore esconde datos sobre "el enfriamiento mundial".

Los credos de Bachmann y Perry dejan al tercer candidato, el mejor colocado a tenor de las encuestas, como un moderado. Se trata de Mitt Romney, de 64 años, que es mormón. Y no es el único seguidor de la llamada Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que se presenta. Jon Huntsman, de 51 años, exgobernador de Utah y exembajador de Obama en China, también lo es. Hasta hace solo unos años, la idea de un mormón en la Casa Blanca era imposible. En la actualidad, a muchos electores, se lo sigue pareciendo.

Según un sondeo de junio de la Universidad de Quinnipiac, de 2.000 personas encuestadas, solo un 35% se encontraría a gusto con un presidente mormón. Porcentaje no muy alejado del que arrojan los que aceptarían un presidente ateo (24%) o musulmán (21%). La mitad de los 14 millones de mormones que hay en el mundo reside en EE UU.

"Los ciudadanos norteamericanos, sobre todo los demócratas, tienen más dudas sobre un mormón en la Casa Blanca que sobre seguidores de otras religiones", asegura Peter Brown, director adjunto del instituto de opinión de Quinnipiac. "El que menos de la mitad del electorado tenga una visión favorable de esta religión será un problema político para los gobernadores Mitt Romney y Jon Hunstman".

Los evangélicos han recelado tradicionalmente de los mormones, a los que consideran una secta. Aun así, ellos se definen como cristianos. Una de las mayores eminencias en historia del cristianismo, el profesor de la Universidad de Oxford Diarmaid MacCulloch, la ha denominado "religión de frontera", porque creció en el siglo XIX en América, en el marco de la conquista del Oeste.

Su fundador fue el llamado profeta Joseph Smith, que dijo haber recibido la visita de un ángel que le entregó unas tablas de oro escritas en lo que llamó "egipcio reformado". Smith tradujo estas placas y el resultado fue el Libro de Mormón, publicado en 1830, donde se detalla cómo una tribu de Israel surcó el Atlántico y encontró en América la tierra prometida en el siglo VI antes de Cristo. Sobre los mormones, que en los inicios defendieron la poligamia, pesa una cierta fama de racismo. "Pero otras Iglesias tienen también una historia muy desigual en lo que respecta al racismo", asegura Scott Gordon, presidente de la organización FAIR, radicada en Utah y dedicada a la defensa doctrinal del mormonismo. "Debería reconocerse que en EE UU la mayoría de Iglesias no permitían a los negros tomar parte en las misas o sentarse en los mismos templos que los blancos".

Los mormones han hecho de la obediencia una virtud. De ahí la pregunta que suscita la candidatura de Romney a la Casa Blanca: ¿Un gobernante mormón debe prestar obediencia ciega a la jerarquía de su Iglesia? "Los políticos electos que pertenecen a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días toman sus propias decisiones y no tienen por qué estar de acuerdo ni entre ellos ni con las posturas oficiales de la Iglesia", asegura Gordon, el presidente de FAIR. Es como preguntarse si John F. Kennedy, que era católico, debía obediencia al Papa de Roma cuando fue elegido presidente en 1961.

Mitt Romney es además, el más moderado de la terna de candidatos que van en cabeza. Al fin y al cabo, gobernó Massachusetts, uno de los Estados más progresistas del país, entre 2003 y 2007. Allí aprobó cobertura sanitaria universal para todos los ciudadanos y mantuvo una estricta separación entre su fe y su gestión. Y eso es algo que no se puede decir de Bachmann ni de Perry. -


• Rick Perry

Sucesor de George W. Bush en el Gobierno de Tejas desde 2001, ha ganado tres elecciones seguidas. Es célebre por considerar a su antecesor en el cargo como demasiado progresista en asuntos fiscales. Metodista y evangélico, se opone firmemente a separar al Estado de sus creencias religiosas. Desde el Gobierno de Tejas ha decretado días oficiales de rezo y ha convocado multitudinarios actos de oración. Entre sus mayores logros, él mismo cuenta una victoria ante el Tribunal Supremo, que en 2005 le permitió seguir exhibiendo los 10 mandamientos cristianos en dos tablas de mármol frente al Capitolio de Austin. En un libro de 2010 acusa al Supremo de ser un instrumento para imponer valores políticos seculares en la vida norteamericana.

• Mitt Romney

Se presenta por segunda vez a las primarias y desde junio ha sido el mejor colocado en las encuestas. Gestionó los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City en 2002 y fue gobernador de Massachusetts entre 2003 y 2007. Evita hablar públicamente de su fe, el mormonismo. El fundador de esa religión, el profeta Joseph Smith, murió acribillado en 1844 después de haber presentado su candidatura a la presidencia del país. Desde entonces, las sospechas por la discriminación contra los negros y por la práctica -ya superada- de la poligamia han dificultado el acceso de un mormón a la Casa Blanca. Según recientes encuestas, solo un 35% de los estadounidenses se sentiría a gusto con un presidente mormón, una cifra cercana a la que registran los musulmanes.

• Michele Bachmann

Congresista desde 2001, primero en Minnesota y desde hace cuatro años en la Cámara de Representantes federal. Lanzó su campaña electoral en junio, días después de abandonar formalmente su parroquia, la Iglesia Evangélica Luterana de Salem. Considera que el matrimonio gay "es un asunto de gran importancia para el país" y que definirá la política de las próximas décadas. Educada como luterana, en su parroquia se enseña doctrinalmente que el Papa es la encarnación del Anticristo, algo que les ha granjeado el recelo de los 70 millones de católicos de EE UU. La candidata se ha distanciado recientemente de esa afirmación. Su marido, el doctor Marcus Bachmann, regenta una clínica psicológica en la que dice curar a homosexuales mediante la oración.




Fuente: ElPais.com
Autor: David Alandete





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martes, 31 de agosto de 2010

Las Iglesias evangélicas de Estados Unidos, afrontan un serio dilema ante los inmigrantes sin papeles

"He escuchado a la gente decir cosas en la iglesia que me hacen avergonzar", expresó Soerens.

Matthew Soerens, pastor evangélico versado en leyes de inmigración, ha estado hablando durante meses con pastores de todo el país, en la esperanza de hacerles entender que la reforma a las leyes de inmigración es un imperativo cristiano. El tema, no obstante, es tan explosivo que muchos ministros no lo quieren tocar.

La semana pasada, el pastor habló en la Community Christian Church de Naperville, una megaiglesia con extensiones en varios suburbios de Chicago. En Aurora, donde la iglesia tiene un campus, la colonia de inmigrantes ha crecido tanto que algunas escuelas tienen estudiantes casi exclusivamente hispanos.

Soerens no habla de política. Sus mensajes se basan en versículos de la Biblia sobre el deber cristiano de ser hospitalario con los extranjeros. En esta ocasión, dio lugar a los inmigrantes presentes, con y sin papeles, para que hablasen desde la plataforma del peligro de que sus familias sean separadas por el servicio de inmigración. Pastores de otras iglesias oraron con cada inmigrante y le pidieron a todos los congregados que participen.


RESPETAR LA LEY, AMAR AL PRÓJIMO

"Las leyes son importantes y no podemos hacer de cuenta que nadie las violó", expresó Soerens el año pasado en alusión a los indocumentados. "(Pero) Nosotros no distinguimos entre personas con papeles y sin papeles. Todos están hechos a imagen y semejanza de Dios. Todos".

Varios prominentes líderes evangélicos están de acuerdo y han apoyado públicamente algunas medidas para allanar el camino a la ciudadanía de los 11 millones de indocumentados que se cree hay en el país.

En julio, cuando el presidente Barack Obama pronunció un importante discurso sobre la necesidad de reformar las leyes de inmigración, fue presentado por el pastor Bill Hybels, fundador de la Willow Creek Community Church de Illinois. Estaban presentes otros prominentes evangélicos, como el reverendo Richard Land, de la Convención Bautista del Sur.

Soerens, sin embargo, comprobó que la feligresía opina distinto. No ve con buenos ojos a los indocumentados y pide mano dura con ellos. Él está tratando de cambiar eso, de una en una iglesia cada vez.


CRECE EL NÚMERO DE INMIGRANTES

"Cada vez quedan menos iglesias que no tienen inmigrantes entre sus feligreses", dijo Soerens. En la zona de Chicago-Naperville-Joliet, la comunidad de inmigrantes creció más de un 30% entre el 2000-2008, según el informe "Estado de las Areas Metropolitanas" de la Brookings Institution. Y muchos de esos nuevos inmigrantes son cristianos.

La inmigración pasó a ser un tema importante para la iglesia. Cotidianamente surge el asunto, como cuando se asignan voluntarios para trabajar con niños. Se supone que hay que estudiar los antecedentes de los voluntarios. Las iglesias que reparten alimentos y ofrecen otros servicios se dieron cuenta de que muchos de sus clientes no tenían papeles y se preguntaron si violaban alguna ley ayudándolos.

Grant Dixey, quien asistió a la presentación de Soerens en Naperville, dice que experimentó el tema en carne propia cuando hace poco su hija quiso invitar a una amiguita hispana de seis años a su cumpleaños y le costó mucho encontrar un teléfono o una dirección de la familia de la niña.

"Considero que es importante hacer cosas como la de esta noche y educar a nuestros miembros sobre algo que es muy controversial", expresó Dixey, un programador de computadoras de Aurora.

EL DILEMA PLANTEADO

Los pastores que analizan si plantear el asunto a sus feligreses deben sopesar las consecuencias, pues existe el temor de ahuyentar a algunos creyentes. "No vamos a convertir nuestra iglesia en una organización política", afirmó Hybels a fines de julio. "Pero tampoco vamos a fingir que no pasa nada".

El debate bíblico gira en torno al pasaje Romanos 13, según el cual los cristianos deben acatar a las autoridades civiles y obedecer las leyes. Sin embargo, las Escrituras están llenas de tramos en los que se exhorta a ser bondadoso con los forasteros y, según Mateo 25, a brindarle ropa y alimento al extraño.

Cuando Soerens comenzó a investigar las enseñanzas teológicas sobre la inmigración, comprobó que los evangélicos no tenían mucho material. y apeló a fuentes católico romanas.

Aunque los escritores evangélicos están lentamente llenando ese vacío. Un ejemplo típico es "The Next Evangelicalism: Freeing the Church from Western Cultural Captivity" (El próximo evangelismo: Cómo liberar la Iglesia de su cautiverio de la cultura occidental), de Soong-Chan Rah. Un tema común en todas las publicaciones es que acercándose a los inmigrantes cristianos, las iglesias predominantemente blancas logran sobrevivir. Distintos estudios indican que las iglesias multiétnicas crecen más rápido, en buena medida por las mayores tasas de nacimientos entre las familias de inmigrantes.

"Contrariamente a la creencia generalizada, la iglesia no está muriéndose en Estados Unidos; está vivita y coleando entre las comunidades étnicas minoritarias y de inmigrantes, aunque no entre las iglesias blancas mayoritarias", escribió Rah.

Es demasiado pronto para decir hasta qué punto los evangélicos van a defender a los inmigrantes. Hay resistencia a politizar la iglesia. Mont Mitchell, pastor de la Westbrook Christian Church de Bolingbrook, cerca de Naperville, que cuenta con muchos grupos étnicos entre sus fieles, dice: "No quiero que me distraigan de mi misión de predicar el Evangelio".

El reverendo Alexander Chu, de la Living Water Evangelical Church, considera que su misión es "darle a los fieles un foro para dialogar, leer y estudiar las Escrituras, y facilitar que cada uno saque sus propias conclusiones".

Soerens es consciente de que mucha gente se resiste a zambullirse de cabeza en el tema de la inmigración y recalca que no postula una amnistía para los indocumentados, pero que cree que debe buscarse la forma de regularizar su situación.

VOCACIÓN DEFINIDA

Soerens es alumno del Wheaton College, institución de Illinois conocida como la "Harvard de los evangélicos". A los 26 años, ya escribió un libro, junto con Jenny Hwang: "Welcoming the Stranger: Justice, Compassion & Truth in the Immigration Debate" (Cómo recibir al Extranjero: Compasión y Verdad en el Debate sobre Inmigración).

Para ser coherente con sus creencias, se instaló en un complejo de apartamentos donde viven muchos inmigrantes sin recursos. Encabeza un grupo de estudio de la Biblia para jóvenes que viven en el edificio. Formó un pequeño grupo de creyentes que hablan español en el edificio con los que realiza oraciones semanales en una capilla del barrio.

"Las Escrituras me dicen lo que debo hacer", manifestó. "Soy evangélico y bíblico, no un liberal con ropas de evangélico". Colabora con World Relief, brazo humanitario de la Asociación Nacional de Evangélicos, que agrupa a iglesias cristianas conservadoras. World Relief ha estado ubicando refugiados a través del Departamento de Estado por años.

Empezó como pasante, estudiando microfinanzas en Nicaragua, y luego regresó a la oficina de Wheaton, donde realizó talleres en los que se explicaba cómo sacar la ciudadanía y se asesoraba a los inmigrantes acerca de sus posibilidades de naturalizarse.

El año pasado comenzó a reclutar otros pastores para defender la causa del inmigrante, sobre todo en los suburbios occidentales de Chicago.

Además de World Relief y el Wheaton College, en este lugar tienen su sede central las editoriales cristianas Tyndale House y InterVarsity Press, y la popular revista evangélica Christianity Today. No muy lejos se encuentran la megaiglesia Willow Creek, la Trinity Evangelical Divinity School y el Moody Bible Institute.


Contactos:
- Matthew Soerens's Page / CauseUp.ning.com
- Christians for Comprehensive Immigration Reform / CCIR




Fuente: Protestante Digital.com
Fotografia: Matthew Soerens "Activist targets evangelicals on immigration" / Yahoo News

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