martes, 30 de junio de 2009

Si el Vaticano no existiese… Por Oriol Domingo

¿Y si el Vaticano no existiese? Es el título de un informe del mensual "El Ciervo". Su publicación coincide con el viaje del Papa a Tierra Santa. Él es sucesor de Pedro y jefe de estado. La revista analiza cómo sería el catolicismo sin estado ni curia. Lo hace desde su perspectiva intelectual y con amor fiel al Evangelio de Jesús. Del Jesús que nació, vivió, murió –y resucitó, recalca Benedicto XVI- en la denominada Tierra Santa. Jesús nunca estuvo en Roma. Ni en el Vaticano.

La Iglesia, la Iglesia católica, ha estado prácticamente dos mil años con obispos, incluido el de Roma, que es el Papa o Santo Padre, pero sin Vaticano. Tras la pérdida de los estados pontificios, el Vaticano es fruto de los pactos de Letrán (1929) entre Pío XI y Benito Mussolini, de tristísima memoria. El concilio Vaticano II, Juan XXIII, Pablo VI y el fugaz Juan Pablo I intentaron aligerar la estructura vaticana y la curia romana. Incluso Juan Pablo II pidió un debate para revisar el papado. Es un debate pendiente.

Un participante en el informe, Alfredo Tamayo Ayestaran, doctor en filosofía y teología, concluye: "Si el primado romano dejara de ser un jefe de estado con todo el lastre secular que implica y se acercara al modelo de los primeros siglos, la Iglesia católica daría un paso decisivo para ser de veras Iglesia de Cristo sin necesidad de que un nuevo Garibaldi lo imponga".

Interesante es la aportación del jesuita José Ignacio González Faus. Explica: "El Vaticano como Estado. Yo no soy enemigo de que exista. Pienso que sería peor si una figura como el Papa fuera ciudadano de otro estado poderoso. Su falta de liberad sería clara (…) Pero una cosa es el Estado Vaticano y otra cosa que el jefe de ese estado sea el sucesor de Pedro. Esto me parece profundamente antievangélico, antipetrino e infiel al espíritu de Jesús".

El escritor Joaquim Gomis es partidario de que "el Papa deje de ser un jefe de estado, aunque se trate de un miniestado como el Vaticano; para que quede mucho más claro que el sucesor de Pedro es simplemente un servicio espiritual, sin ninguna implicación política". Y Charo Mármol, directora de "Alandar" se pregunta y responde: "¿Qué pasaría si el Vaticano no existiera? Seguramente seríamos más creíbles cuando hablamos del mensaje de Cristo".


Fuente: LaVanguardia.es
Autor: Oriol Domingo, periodista español. Formo parte del Grup Democràtic de Periodistes. Obtuvo el segundo premio de “Serra d’Or”. Premio IRES (Institut de Reinserció Social). Tambien el Premio de periodismo "Ciutat de Barcelona". Escribe el blog religioso 'In saecula saeculorum' en La Vanguardia.

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domingo, 21 de junio de 2009

Blair crea una fundación que promueve el entendimiento entre religiones

El ex primer ministro británico Tony Blair presentó en Nueva York la fundación The Tony Blair Faith Foundation que ha promovido para estimular el entendimiento entre religiones como fórmula para responder ante los "retos comunes" de una sociedad en "permanente cambio" e intentar contribuir a la erradicación de problemas "globales" como el hambre o las guerras.

En la sede del grupo de comunicación Time Warner, en pleno corazón de Manhattan, Blair dio rienda a sus convicciones religiosas y se mostró convencido de que en el siglo XXI la fe cobrará "la misma importancia que la ideología política" supuso en el siglo XX. Por ello, subrayó que "no hay nada más importante" que promover la comprensión entre los diferentes credos repartidos en el mundo.

El actual enviado especial del Cuarteto para Oriente Medio, que se convirtió al catolicismo cuando abandonó Downing Street, había confesado previamente en una entrevista a la revista norteamericana 'Times' que la fundación, que lleva su nombre, representa aquello a lo que quiere "dedicar el resto de la vida", tras haber barajado en el pasado seriamente la posibilidad de entregarse a su vocación.

No obstante, declaró que en la década en la que se mantuvo en el poder en Reino Unido prefirió no destacar su fervor religioso por miedo a ser calificado de "loco de remate", si bien una vez fuera de la residencia oficial no teme demandar para la fe "el lugar adecuado en el futuro". "En una era de globalización no hay nada más importante que hacer que las personas de diferentes credos entiendan mejor a las otras", sostuvo.

Por ello, en el lanzamiento de su fundación consideró que profundizar en esta apuesta redundará en una paz basada en el "respeto mutuo", especialmente en un contexto en el que "la característica del mundo de hoy es el cambio y la consecuencia, un mundo en apertura que se hace interdependiente". "Damos sentido a esta interdependencia a través de una coexistencia pacífica y trabajando juntos para resolver retos comunes", concluyó.

Fuente: Gazeta.es / 20minutos.es

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lunes, 8 de junio de 2009

Unas palabras que la Iglesia Católica no quiere recordar. Por Juan Arias

Una buena parte de la Iglesia católica, concretamente del clero, deja espantados y verdaderamente escandalizados a los fieles que aún creen en dicha confesión religiosa, debido al número cada día mayor de abusos a niños y adolescentes por parte del clero.

Nunca la palabra escándalo ha sido mejor usada. Y lo curioso es que esa palabra fue la usada hace más de 2.000 años por quien, según la Iglesia, fue su fundador y maestro, Jesús, el profeta de Nazareth. Y lo hizo para referirse a los abusos con los niños.

Los exégetas saben muy bien que es muy difícil decidir cuáles de las sentencias importantes que se ponen en boca de Jesús son de su autoría o fueron creadas o manipuladas por los evangelistas.

Suelen existir dos criterios para reconocer cuándo unas palabras pueden ser o no literales, pronunciadas tal cual por Jesús. El primero es que aparezca en más de uno de los Evangelios considerados inspirados por la Iglesia. Si aparece en más de dos, la credibilidad aumenta. Un segundo criterio es que se trate de una frase tan plástica y original, a veces tan compleja o grave, que difícilmente haya podido ser obra de la invención de un evangelista.

Pues bien, existe un texto enormemente fuerte y eficaz de los Evangelios que habla precisamente del escándalo de abusar de los niños. Jesús es tajante. Pide la pena de muerte para quien escandalice a un niño. ¿Y qué mayor escándalo para un niño que abusar de él sexualmente?

El texto aparece nada menos que en los tres Evangelios llamados sinópticos: Mateo 18: 5; Marcos 9: 42 y Lucas 9: 46. La Biblia de Jerusalén, traducida directamente del original, le pone como título al episodio en los tres Evangelios la palabra "escándalo".

En el Evangelio de Mateo, tras una discusión de los apóstoles sobre problemas de jerarquía, en la que le preguntan al maestro quién será el "mayor" en el Reino de los Cielos, Jesús desarma sus ambiciones, llama a un niño y les dice que si no cambian de mentalidad y no se hacen como los niños, "no entrarán en el nuevo Reino". Enseguida, Jesús se identifica él mismo con los niños: "Quién recibe a un niño como ése en mi nombre, a mí me recibe". Y enseguida pronuncia la gran sentencia: "Pero al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar" (Mt, 18,6 ss). Jesús continúa diciendo que en el mundo siempre habrá escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!

La imagen gráfica de la rueda de molino alrededor del cuello de quien escandalice a un

niño, aparece exactamente igual en el Evangelio de Marcos y en el de Lucas, además de en el de Mateo. Lo que revela que debía de haber creado gran impacto entre los primeros cristianos y que no fue posible silenciarla.

La imagen que sugiere Jesús haría pensar que a quien escandaliza a un niño más le valdría suicidarse. Pero, los tres evangelistas hablan de pena de muerte. Son los otros quienes deben colgarle esa piedra de molino al cuello y arrojarle al mar. ¿Cabe pena más severa?

Ahora bien, ante todo lo que está ocurriendo en la Iglesia, donde se multiplican las noticias sobre escándalos y abusos cometidos contra niños por una parte del clero, tanto bajo como alto, me pregunto por qué el papa Benedicto XVI, los obispos, cardenales y prefectos de las congregaciones romanas, en vez de levantar discusiones bizantinas sobre si es peor la pederastia o el aborto, o intentar silenciar los escándalos, no han obligado a todos los párrocos del mundo a leer en las iglesias y en los seminarios y en las curias episcopales la terrible condena del manso profeta de Nazareth contra quien abusa de un niño y lo escandaliza.

Deberían repartir pancartas con esa frase lapidaria de los Evangelios. Que se trate de suicidio o de pena de muerte no importa. Lo que Jesús quiere decir es que ese individuo no merece seguir viviendo. ¿Les parece esto muy fuerte? ¿Pero no dicen que los Evangelios han sido inspirados por Dios?

Todo el resto es querer recoger agua en un tamiz, es tergiversar, engañar a los fieles sin tener el coraje de enfrentar a los culpables con las palabras de acero de Jesús. Para él el símbolo del niño y de la infancia es una metáfora de transformación, de nueva vida.

Al intelectual fariseo Nicodemo, Jesús le dice que tiene que volver a entrar en el vientre de su madre y renacer como niño para entrar en otra dimensión vital superior.

Todo atropello a un niño es un atropello a la vida misma, de ahí que quien lo comete no merezca, según Jesús, seguir viviendo.

Y, añade, si tu mano o tus pies o tus ojos se convierten en objeto de escándalo, y más si se escandaliza a un niño, es mejor automutilarse. Jesús pronuncia esas palabras inmediatamente después de la imagen de la rueda de molino.

Más de una vez me han preguntado si cuando yo estudiaba en un colegio de religiosos existían abusos con los adolescentes. No lo sé. Lo que recuerdo es que después de haber tomado una ducha con agua helada en pleno invierno en la gélida ciudad de Logroño, uno de los padres profesores obligaba a pasar uno por uno por su cuarto a los alumnos recién duchados para darles, desnudos, friegas de alcohol que según él "revigorizaban el cuerpo". Por la noche, antes de dormir, en la capilla, nos decían que la Virgen lloraba por nuestros "pecados solitarios". Los de ellos no eran pecados, eran simples masajes terapéuticos de alcohol.

La Iglesia sigue queriendo minimizar los abusos de menores que ha consumado su clero. De nada va a servir.

Lo quieran o no, la rueda de molino de la que hablan los evangelistas, colocada sobre el cuello de cada cura pederasta, seguirá siendo la condena inapelable de los ciudadanos y de la sociedad al gran escándalo de abusar de un menor del que ellos deberían ser los mejores guardianes y defensores.


Fuente: El País.com
Autor: Juan Arias, periodista, filólogo, escritor y exsacerdote español (1932-). Realizó estudios universitarios de teología, filosofía, psicología, filología y lenguas semíticas en la Universidad de Roma. Fue corresponsal de El País en Roma y el Vaticano durante 14 años, donde cubrió entre otros eventos el Concilio Vaticano II. Acompañó a Juan Pablo II por todo el globo, escribiendo la crónica de sus viajes. Es miembro del comité científico del Istituto Europeo di Design. Recibió la Cruz de Oficial de la Orden del Mérito Civil por el conjunto de su obra como periodista y escritor. En 1985, fue galardonado con el Premio Castiglione di Sicilia al mejor corresponsal extranjero y el Premio a la Cultura del gobierno italiano. En su trabajo como filólogo, destaca su descubrimiento en la Biblioteca Vaticana el único códice existente escrito en el dialecto arameo que supuestamente habló Jesús de Nazaret, buscado desde hacía siglos.

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