Gillian Tett, columnista de Financial Times, asegura que “un problema tremendo se está cocinando silenciosamente en el mundo de los commodities", los bienes esenciales como comida y materias primas. Tett cita a un analista de Goldman Sachs que determina que la crisis estallará dentro de un lapso de 12 a 18 meses, y la agricultura será clave en el desastre que se avecina.
Dice Tett: "Un oficial del Programa Mundial para la Alimentación (WFP) de la ONU me mostró hace poco el tazón rojo de plástico que se utiliza para repartir raciones diarias a africanos hambrientos, y luego explicó en términos muy gráficos y conmovedores, que este recipiente se está llenando sólo hasta los dos tercios cada día, porque los precios de la comida suben más rápido que el presupuesto del WFP".
El WFP ha lanzado una rogatoria de emergencia a las naciones para que donen 500 millones de dólares en las próximas cuatro semanas, dice el corresponsal Javier Blas, dinero que de no llegar a manos del Programa obligará a recortar aún más las raciones diarias en Africa. Un ascenso de 20% impactó a los precios de los alimentos en las últimas tres semanas, empeorado por la situación de los altos costos de transporte gracias a un barril de crudo a un exorbitante precio de 100 dólares.
“Los precios de la comida están subiendo por una combinación de fuerte demanda de países en desarrollo, una ascendente población global, inundaciones y sequías más frecuentes causadas por el cambio climático y el apetito de la industria de los biocombustibles por los granos”, dice la nota de FT.
Desde Londres, Delphine Strauss reporta que hasta hacerse un sandwich en la casa ha pasado a ser un lujo, debido a la inflación que golpea a los supermercados británicos. El pan y la leche han aumentado 15%, el queso 10% y los huevos 30% respecto al año pasado. Otros rubros han bajado de precio, pero no en la misma magnitud: el cordero en 3,3% y la fruta enlatada en 1.2%.
Los mayores exportadores de arroz del planeta, Vietnam, Egipto y la India, han comenzado a restringir las ventas del grano para asegurar el abastecimiento doméstico. Filipinas, el mayor importador de arroz, no ha podido adquirir en los mercados internacionales la cantidad que requería para su demanda interna. El arroz también ha superado sus propios récords, con un 43% de incremento respecto al mes de enero. La tonelada de arroz se estuvo comerciando entre $618.50 y $745.00 dólares.
En el Golfo Pérsico han comenzado a prepararse para la crisis que viene. Los Emiratos Arabes Unidos batallan con una inflación de un 10% y el recién designado ministro de Economía, Sultan al-Mansouri, ha anunciado que el rico país petrolero está considerando construir una reserva estratégica de rubros básicos alimenticios, mientras firma acuerdos de responsabilidad social con cadenas de hipermercados. Arabia Saudita, Kuwait y Omán están tomando medidas, como los subsidios, para reducir el impacto inflacionario en la población.
China ha comenzado a exportar su inflación, luego de años en los que los bienes baratos del gigante asiático creaban un efecto deflacionario en las economías mundiales. Un reporte de noviembre de 2007 relata cómo murieron tres personas y 31 resultaron heridas en una estampida que se debió a una oferta de aceite de cocinar a precio rebajado. El aceite vegetal también ha sufrido el efecto nocivo de la creciente industria de los biocombustibles en China.
Los combustibles o aditivos generados a partir de alimentos como el maíz, una tecnología impulsada por los altísimos precios del crudo y tras la cual EEUU ha puesto todo su peso, están comenzando a recibir la reprobación de Naciones Unidas, que atribuye buena parte de la alarmante situación a las toneladas de cosecha que se están destinando a la movilización de vehículos. La ONU pretende poner un límite a la situación en junio próximo, en una reunión de alto nivel.
Fuente: Economista24
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