viernes, 23 de noviembre de 2007

DOCUMENTO DE RAVENA: ORTODOXOS RECONOCEN EL PRIMADO DEL PAPA


Las iglesias ortodoxas reconocen al Obispo de Roma como 'Primer Patriarca', pero discrepan con los católicos sobre la interpretación de sus prerrogativas, según un documento conjunto aprobado por la Comisión Mixta para el Diálogo Teológico entre Católicos y Ortodoxos.

Este documento, hecho público hoy por el Vaticano y las iglesias ortodoxas griega y chipriota y el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla (Estambul), fue aprobado por unanimidad en la reunión que esa comisión celebró del 8 al 14 del pasado octubre en Rávena (costa adriática italiana, capital del viejo imperio de Bizancio).

El documento, precisó el Vaticano, es fruto del trabajo de una comisión y no debe entenderse como una 'declaración magisterial' y, aunque es importante, ya que los ortodoxos reconocen al Papa como el Primer Patriarca, 'no hay que exagerar, ya que el camino hacia la unidad de los cristianos es todavía muy largo'.

Así lo expresó a Radio Vaticano el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, que precisó que el documento 'es un modesto primer paso y como tal da esperanza, pero no podemos exagerar, ya que en la próxima reunión tendremos que hablar del papel del Obispo de Roma en la Iglesia universal'.

El texto, presentado a la misma vez en el Vaticano, Atenas, Chipre y Estambul, no ha sido firmado por la poderosa Iglesia Ortodoxa Rusa, que abandonó la reunión de Rávena debido a la presencia de una delegación de la Iglesia ortodoxa autónoma de Estonia, que el patriarcado ortodoxo de Moscú no reconoce.

Kasper dijo que la Iglesia Católica está 'triste' y 'preocupada' por ese hecho, ya que considera 'muy importante' que la Iglesia Ortodoxa Rusa, que cuenta con 140 millones de fieles, participe en el diálogo ecuménico.

El texto está dividido en 46 puntos y comienza implorando al Espíritu Santo la unidad perdida hace casi mil años, cuando en 1054 se produjo el Cisma entre Oriente y Occidente.

El documento analiza el concepto de 'sínodo' y 'concilio' -las vías a través de las que se ejerce la comunión entre las iglesias locales- y define que la dimensión conciliar tiene que estar presente a nivel local, regional y universal.

El local es la diócesis gobernada por el obispo. Como regional señala la comunión entre un grupo de iglesias locales con sus obispos, que reconocen a uno como el primero entre ellos.

Ese primero, 'Protos', no puede hacer nada sin el consenso de todos, señala el texto.

En el universal, están todas las iglesias locales de las diferentes regiones, que cooperan en lo referente a la totalidad de la Iglesia. En ese nivel sus miembros los 'Protos' tendrán que reconocer quien entre ellos es el primero.
'Las partes (católicos y ortodoxos) concuerdan en el hecho que Roma ocupaba el primer puesto en la 'taxis' (en referencia a las antiguas cinco mayores sedes: Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén) y que el Obispo de Roma es por lo tanto el 'Proto' entre los patriarcas', señala el texto.

Inmediatamente apunta: 'No están (las partes) de acuerdo sobre la interpretación de los testimonios históricos en lo que se refiere a las prerrogativas del Obispo de Roma en cuanto Protos, algo que viene ya desde el primer milenio'.

El texto insiste en que 'existen diferencias en comprender el modo en como debería ejercitar el primado y en sus fundamentos teológicos y de las Escrituras'.

Añade que 'queda por estudiar de manera más profunda el papel del Obispo de Roma en la comunión de todas las Iglesia'.
El documento fue redactado por una delegación católica, encabezada por el cardenal Walter Kasper, y otra de las iglesias ortodoxas presididas por los metropolitas (arzobispos) Gennadios, del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, Vassilios, de la iglesia chipriota, y Athanasios, de la griega.

Oriente y Occidente se separaron con el cisma de 1054, con las excomuniones del papa León IX y del patriarca Miguel Celurario.

Les separan razones teológicas, como el rechazo de los ortodoxos al primado de la Iglesia de Roma y la negativa de la infalibilidad del Papa.

Los ortodoxos no reconocen la validez de los sacramentos católicos, al contrario que la Iglesia católica que sí admite, desde el Vaticano II, los de la Iglesia ortodoxa.

Los ortodoxos culpan a Roma de proselitismo y de intentar expandirse en territorios hasta ahora bajo su control.

Visto que el primado de Pedro es uno de los escollos, Juan Pablo II dijo en varias ocasiones que estaba dispuesto a que teólogos y expertos discutieran ese tema para buscar una solución que fuera aceptado por todos.

Benedicto XVI considera la unidad de los cristianos uno de los ejes de su pontificado y ha dicho estar dispuesto a dar pasos efectivos para lograrla.

Fuente: Terra Actualidad / EFE

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