martes, 15 de junio de 2010

¿Benedicto preso en el Reino Unido?

Bonifacio VIII, quien gobernó la Iglesia Católica entre 1294 y 1303, fue hecho prisionero tras un asalto al palacio papal de Anagni, residencia veraniega donde se encontraba tomando unos días de descanso.

Se cuenta que el Pontífice, a lo mero macho, esperó a sus aprehensores sentado en un trono y revestido de todas las vestimentas y los atributos de su rango, lo que no impidió que un enviado de Felipe El Hermoso lo abofeteara, amenazándolo de muerte.

Tres días fue mantenido en manos de sus captores, sufriendo todo tipo de vejaciones, y siendo liberado gracias a una sublevación de la gente del pueblo de Anagni, motín popular que obligó a sus captores permitirle huir de la ciudad.

Sin embargo, tras el hecho, la Iglesia medieval quedó por un largo rato a merced de la monarquía francesa, lo que se tradujo en el traslado del papado a la francesa Avignon, en lo que se llama “el Papado Cautivo”.

Se sabe que mucho más tarde, mediando ya el siglo XVIII, otro francés, corso Napoleón tomó preso al papa Pío VII.

Desde entonces, no se tiene recuerdo de otro Pontífice que haya estado tras las rejas, situación que buscan revertir los británicos Richard Dawkins y Christopher Hitchens, los que por estos días avivan el fuego de una campaña tendiente a la detención del Papa Benedicto XVI durante su visita al Reino Unido en septiembre próximo, a raíz de los escándalos de pederastia en la curia.

Mark Stephens, quien oficia de abogado de quienes promueven esta acusación, declaró a los medios que “se dirigirá a los tribunales británicos y a la Corte Penal Internacional (CPI) para que emitan órdenes de arresto contra el Pontífice porque no está por encima de la ley”.

Agregando que Benedicto XVI “no es un Jefe de Estado ni un soberano”, ya que El Vaticano fue declarado Estado por decisión del dictador italiano Benito Mussolini, lo que no tiene un reconocimiento en el marco de la ley internacional.

Por lo tanto, no debería tener inmunidad en suelo británico, frente a delitos que caratuló como “convivencia en los millones de abusos sexuales cometidos contra menores por parte del clero”.

“Todo apunta a que el Papa dio prioridad a la reputación de la Iglesia por delante del bienestar de los niños”, habría declarado Stephens, y cargando la voz declaró que “por este motivo podría ser acusado de crímenes contra la humanidad”.

Por su lado, el científico Dawkins, ateo declarado, explicó al Sunday Times que “el Papa es un hombre cuyo primer instinto cuando sus curas fueron descubiertos con los pantalones abajo, fue tapar el escándalo y condenar al silencio a las jóvenes víctimas”.

Christopher Hitchens, por su parte, afirmó públicamente que Benedicto XVI “no está por encima ni por fuera de la ley”, recalcando que “la ocultación institucional de la violación infantil es un crimen bajo cualquier ley y merece justicia y castigo”.

Aquí es importante recordar que El Vaticano creó una fórmula para acoger a miles de fieles críticos con la apertura a mujeres y a gays de la Iglesia Anglicana. El ofertón Vaticano contempla que los conversos mantendrán su liturgia.

Es primera vez, desde la Reforma protestante y el quiebre entre la Iglesia inglesa y Roma en el siglo XVI, que un Papa ha creado un puente tan claro para que grandes bloques de anglicanos puedan volver a la Iglesia Católica, sin que tengan que renunciar a su propio ritual.

¿Casualidad entre ambos hechos? Difícil. Si miramos bien, los ingleses no perderían ocasión de echarse un doblón tan gordo a la faltriquera.



Fuente: LaNación.cl
Autor: Antonio Gil / Columnista de la La Nación (Domingo), Chile.

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